23.8.06

Sobre la serie fotográfica "Paisajes" de Eduardo Gil

Cierro los ojos Y no existe el prójimo Pero el sabe como vengarse Ahora O cuando quiera Puede cerrar los ojos Solo cerrar los ojos Y entonces Yo no existo.
Mario Benedetti. Contra los puentes levadizos.
En el Centro Cultural Recoleta, en el marco del XIV Encuentro Abierto de Fotografía "FESTIVAL DE LA LUZ" se puede visitar la serie de fotografías titulada “Paisajes” del fotógrafo argentino Eduardo Gil. Dicha serie se compone de retratos reproducidos en fotos que tienen la notable particularidad de que los retratados tienen los ojos cerrados. En primeros planos y con el torso desnudo, la ausencia de mirada provoca no pocas reflexiones. En principio, mucho se ha dicho sobre la mirada en los discursos intelectuales sobre fotografía, así se puede repetir que el retrato “lleva a cabo la objetivización de la imagen de uno mismo. Por eso, es solamente el límite de la relación con los demás. Al mirar al que mira (o que fotografía), rectificando el aspecto, uno se pone a mirar como pretende ser visto: ofrece la imagen de sí mismo”[1]. La supresión de la mirada en “Paisajes” es un suerte de trasgresión al código del retrato, a aquellas convenciones regladas. Los ojos cerrados fueron (son) considerados un error , aquí en cambio nos encontramos con la intención del autor. ¿Donde está el tiempo? Resulta siempre un ejercicio interesante preguntarse ¿dónde está el tiempo en las fotografías? Las fotografías de la Serie Paisajes son frontales. Recordando aquello que P. Bourdieu señalaba, a saber, que: “en el lenguaje de todas las estéticas la frontalidad significa lo eterno, por oposición a la profundidad, allí por donde se introduce la temporalidad, y el plano expresa el ser o la esencia, en suma lo intemporal.”[2] ¿Dónde se halla el tiempo entonces en la serie de Eduardo Gil en un espacio tan restringido?. Es probable que la respuesta se hallé en el detalle, o sea en los ojos cerrados. ¿Cuáles son los momentos en que cerramos los ojos? Cuando pedimos deseos frente a la torta de cumpleaños (a futuro), cuando el dolor de las imágenes nos acechan y no queremos ver lo sucedido ( ya pasó, tiempo pasado) , cuando dormimos para entregarnos al sueño onírico ( tiempo presente). Todas circunstancias que remiten al tiempo. Noción altamente considerada en “el tiempo actual” donde sentimos una aceleración del mismo. Nuestra percepción interior del tiempo es que éste es más veloz, de aceleración, ¿ A qué se debe? A las nuevas tecnologías, desde las aviones al café instantáneo – decía Lucrecia Escudero hace poco en un seminario. En un abrir y cerrar de ojos caen las torres más altas del mundo, en un abrir y cerrar de ojos se abre la puerta del supermercando, en un abrir y cerrar de ojos: Clic, el obturador fue apretado, el retrato fue tomado y lo que se era considerado error Eduardo Gil lo reconvierte en un juego semiológico. Click: el instante. “La imagen fija ha tenido, evidentemente, una relación privilegiada con la noción de instante, en cuanto a que ésta persigue extraer imaginariamente, del flujo temporal, un “punto” singular, de extensión casi nula, próxima pues, a la imagen (que tiene, a su vez, una dimensión temporal intrínseca totalmente nula”.[3] Los ojos cerrados de estas fotografías remiten a la noción de “instante” donde se juega, en ellas precisamente, dos estéticas: la del “instante esencial” y la del “instante cualquiera” . El primero, “el instante esencial (o instante más favorable) se define como un instante perteneciente a un instante real que se fija en la representación (...) la invención de la fotografía ha demostrado que no había puntos temporales (...) y representar un acontecimiento por un “instante” solo es posible apoyándose en codificaciones semánticas de los gestos, de las posturas, de toda la escenificación”[4] El segundo: el instante cualquiera, “se hizo posible hacia 1860 con la instantánea fotográfica que permitió acceder a una representación auténtica del instante, tomado de un suceso real.(...) el gusto por el instante cualquiera apareció, incluso antes de la invención de la fotografía en ciertos géneros pictóricos que procuró dar la ilusión de que no se había elegido el momento representado”. Aumont cita como ejemplo de ello particularmente a la pintura de paisajes- casualmente título que da nombre a la Serie aquí en cuestión-. Como se mencionase anteriormente, se juegan en estas fotografías de Eduardo Gil el instante esencial escenificado a través de las posturas del retrato y la estética de lo instantáneo a través de los ojos cerrados adrede y donde el referente funciona perfectamente. Cuerpos “des”: Se puede concluir diciendo que en las fotografías que componen la serie “Paisajes” la temporalidad ha sido intensamente cuidada y el cuerpo ha resultado el primer objeto atrapado en ese miramiento. Aparentemente semejantes entre sí y carentes de identidad, subjetividad y distinciones. Son cuerpos despojados, desnudos, desarraigados y desterritorializados. Es movilizador encontrarse con cuerpos sin disimulos, sin adornos, sin maquillajes en una época de espectacularización, de identidad forzada, de apariencias. Y qué ocurre con la seducción, entonces, si la mirada es el motor y aquí es solo uno el que mira. El gran teórico de la seducción, J. Baudrillard alerta: “El rasgo de la seducción es más que un signo. Igual que la mirada, cuya fuerza procede justamente de no ser un intercambio, sino un momento dual, instantáneo, sin desciframiento. La seducción sólo es posible por este vértigo de reversibilidad (también presente en el anagrama) que anula cualquier profundidad, cualquier operación de sentido en profundidad: vértigo superficial, abismo superficial. (...)El actual sistema de disuasión y disimulación consigue neutralizar todas las finalidades, todos los referenciales, todo el sentido, pero fracasa en neutralizar las apariencias. Controla eficazmente todos los procedimientos de producción de sentido pero no controla la seducción de las apariencias. Ninguna interpretación puede explicarla, ningún sistema puede abolirla. Es nuestra última oportunidad.[5] Enlaces: http://www.eduardogil.com/ http://www.encuentrosabiertos.com.ar/sitio/
Otros enlaces:
en Radar-Pàgina12
Citas: [1] P- Bourdieu. La fotografía. Un arte intermedio. [2] Ídem anterior. [3] Aumont, J. La imagen. Piados Comunicación. [4] Ídem anterior. [5] Baudrillard,J. El otro por sí mismo. Anagrama.

14.8.06

Moda, identidades y representación

Seminario:
A partir de mañana, martes 15 de agosto y los días 16, 17, 18 y 19 de agosto organizado por la Fundación Walter Benjamin, se llevará a cabo un seminario titulado “Moda, identidades y representación” El mismo contará con la presencia de Dra. Lucrecia Escudero Chauvel, especialista en el análisis del discurso por la Universidad de París XIII y del Centro Análisis del Discurso (CAD) que dirige el Prof. Patrick Charaudeau. Doctora en Semiótica por la Universidad de Bologna (Italia) y del Instituto de Disciplinas de la Comunicación que dirige el profesor Umberto Eco y discípula del analista de medios Mauro Wolf. Actualmente investigadora en Estudios de Sociosemiótica en la Universidad de Lille, Francia.
Los módulos que se abordán son los siguientes: Módulo I: Sociología de la Moda Moda e historia. Moda y códigos antropológicos. Funcionalidad social de la Moda. Módulo II: La Marca La marca como mecanismo simbólico. Las marcas de moda. Las marcas de Lujo. Módulo III: Del lujo accesible al lujo inaccesible Principales estrategias de las grandes marcas de lujo. De Christian Dior a Chanel, el mundo de las grandes marcas. De Louis Viutton a Gucci, la evolución del accesorio. Las lógicas en la representación de la moda. Vacantes limitadas. Se entregará certificado de asistencia. Informes e Inscripción:

8.8.06

Imagénes del Naufragio

Muestra fotográfica de Diego Paruelo.
La vida es la memoria del pueblo, la conciencia colectiva de la continuidad histórica, el modo de pensar y de vivir. M. Kundera.
En el Museo de la Memoria, de la ciudad de Rosario, se inauguró el viernes 28 de julio la muestra fotográfica, de Diego Paruelo” Imágenes de un naufragio”. Un recorrido, que a través de la fotografía documental nos acerca a la vida de Sergio Gasco, ex combatiente de la guerra de Malvinas quien, a los 20 años, habiendo terminado el servicio militar, fue enviado a combatir a las islas. Su ubicación en el conflicto fue al pie del Monte Longdon, lugar donde ocurrió una de las batallas más cruentas. Luego, de la derrota fue tomado como prisionero de guerra por los ingleses.De vuelta, Sergio se encontró con una realidad adversa: sin trabajo y con graves secuelas físicas y psíquicas. En abril de 2003 fallece de una enfermedad terminal.En palabras de la guía del museo, “su muerte no es ajena a la de los 454 ex combatientes que se suicidaron desde 1982 hasta nuestros días” . Imágenes de un naufragio recupera a través del recorrido de la vida de Sergio Gasco los hilos de voz de los sujetos que son parte de los tantos episodios terribles de nuestra historia. Las fotografías del joven fotógrafo Diego Paruelo difícilmente se despeguen de las retinas, dado su fuerte contenido emocional, surtiendo el efecto evidentemente buscado no olvidar a los excombatientes, inducir a la memoria y a la reflexión.
El Museo de la Memoria, está ubicado en Aristóbulo del Valle y Callao, de la ciudad de Rosario. La muestra podrá visitarse hasta el 15 de septiembre próximo, de lunes a viernes, de 8 a 18, y los sábados, domingos y feriados, de 11 a 17. Para visitas guiadas comunicarse al teléfono 4391519

4.8.06

Los cuerpos en representación. “En esta sociedad que exalta el sentimiento del honor, de la dignidad y de la respetabilidad, en este mundo cerrado en que uno se siente en todo momento y sin salida bajo la mirada de los demás, importa dar a los otros la imagen de sí mismo más honorable, la más digna: la pose afectada y rígida, en la que el “listo apunten” constituye el límite, parece ser la expresión de esa intención inconsciente.” P. Bourdieu. Uno de los elementos que resulta interesante analizar de las fotos que componen la serie “Chaco” de Guadalupe Miles que comentábamos en el post anterior son las poses que asumen los sujetos en ellos. Marc Augé señala que “ Mauss enseñó que en todas las maneras en que el arte utiliza el cuerpo humano dominan los hechos de educación. La noción de habitus (retomada por Mauss de Aristóteles y remodelada por Pierre Bourdie) pretende dar cuenta de la experiencia, que se encarna en los cuerpos y los espíritus en forma de disposiciones duraderas. Estas disposiciones se hacen visibles en las posturas, los gestos, las mímicas, la expresión de los sentimientos, la habilidad manual del artesano, las técnicas del cuerpo, las puestas en escena de la vida cotidiana, en una bella expresión de Erving Goffman. Gran parte de la vida social y de los procesos cognitivos no pasa, pues, por el lenguaje e incluso difícilmente pueden expresarse verbalmente. Este simple hecho aboga en favor del recurso, paralelamente a los métodos de la etnografía clásica, a la fotografía y los registros audiovisuales.(...)Que unos actores estén en ‘representación’ no significa necesariamente que controlen todas las implicaciones de su interpretación”.[i] Como también lo afirma Le Bretón, “el hombre vive en un universo de sentido. Si el cuerpo escapa con tanta facilidad al control de la voluntad, es a causa del enraizamiento más profundo del inconsciente”.[ii](...) Dividido por el inconsciente, el hombre jamás controla por completo lo que realmente da a ver sobre sus rasgos o en sus actitudes”. Es indudable que las fotografías analizadas trasmiten placer. Como menciona J. Aumont, en su libro "La Imagen", una de las funciones de las representaciones artísticas es provocar sentimientos.
Asimismo, también aparecen como una fuente de información sobre los valores, la visión del mundo. La relación que estos cuerpos establecen con la naturaleza, que se actualiza, calro está, en la mirada del espectador con conocimientos previos sobre las culturas indígenas, se refuerzan en las fotografías de Miles a través de la fusión de los cuerpos sobre el barro, el fuego, el agua o el sol. Tal como nos lo ha señalado Rudolf Arnheim, “las relaciones espaciales contienen metáforas. Como ejemplo, pensemos en la distancia. La diferencia entre algo que está totalmente abigarrado o por el contrario, claramente distanciado, está cargada de evidentemente connotaciones humanas”[iii]. De igual modo, los sujetos de las fotografías adoptan una postura frontal frente a la cámara, y en palabras de P. Bourdie, “en el lenguaje de todas las estéticas la frontalidad significa lo eterno, por oposición a la profundidad, allí por donde se introduce la temporalidad, y el plano expresa el ser o la esencia, en suma, lo intemporal”. Para concluir, cabe volver a mencionar que los sujetos de las fotografías estuvieron en común acuerdo la fotógrafa y con las imágenes que de ellos se realizaron. Por lo tanto, son los sujetos los temas de estas fotografías artísticas , lo que no solo los saca del anonimato sino que los expone a la luz del placer y de un vinculo renovado con la naturaleza que no se pierde con el paso de las generaciones. En las hermosas palabras de Marc Augé: “(...) se están dedicando a producir sus propias imágenes y a documentar su vida social. El uso estratégico de los medios de comunicación por los ‘pueblos indígenas’ les permite controlar, por primera vez en la historia su propia imagen y lanzar a la comunidad internacional los mensajes que quieren”. [i] AUGE, MARC y COLLEYN, JEAN PAUL. QUÉ ES LA NTROPOLOGÍA. Paidos Studio. 2006. Pág. 68. [ii] LE BRETO, DAVID. LAS PASIONES ORDINARIAS. ANTROPOLOGÍA DE LAS EMOCIONES.. Ediciones Nueva Visión.1999 [iii] ARNHEIM, RUDOLF, ESTUDIO SOBRE EL CONTRAPUNTO ESPACIAL, en POÉTICS DEL ESPACIO. ANTOLOGÍA CRÍTICA SOBRE LA FOTOGRAFÍA. Steve yates (ed). Editorial Gustavo Gilli. 1992. Pág. 34.
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1.8.06

Sobre la Serie Chaco de Guadalupe Miles: Las representaciones constituyen, en parte, el mundo en el cual vivimos. Como lo mencionase Michel Foucault, las formaciones discursivas, o modos de pensar, o modos de representación, son utilizados para pensar el mundo, las propias existencias y para pensar la existencia de ‘otros’. Se entienden a las identidades culturales, étnicas, o ‘raciales’ siempre dentro de los fluctuantes procesos políticos, económicos y sociales inscritos en contextos espacio-temporales particulares, que son constituidos dentro de dimensiones locales, regionales, nacionales y transnacionales. Las identidades y sus representaciones, son constantemente imaginadas y re-imaginadas, actuadas y re-actuadas dentro de situaciones específicas y dentro de contextos socioeconómicos y políticos que siempre cambian y que proveen sitios por sus negociaciones y re-negociaciones, sus definiciones y re-definiciones. El método inductivo del llamado paradigma indiciario, sugerido por Carlo Ginzburg en El queso y los gusanos como un modo de indagación para el estudio de culturas subalternas, se presenta como una herramienta adecuada para llegar, oblicuamente, a los hilos de voz de los sujetos borrados en los discursos hegemónicos. Cuando una fotografía es elegida para representar una alteridad cultural se puede recurrir a esta hermenéutica para recuperar al sujeto representado en la imagen. Esa reconstrucción es la que propone este trabajo, donde se analiza una fotografía de la fotógrafa salteña Guadalupe Miles y que corresponde a su serie Chaco, donde son retratadas personas, particularmente niños de la comunidad Wichi del norte de Argentina.
Información sobre la autora de la obra: Guadalupe Miles, nació en Buenos Aires, en octubre de 1971. Durante su infancia y adolescencia vivió en las provincias de Jujuy y Salta. Curso estudios en la carrera de Comunicación Social de la Universidad de Buenos Aires. Entre 1993 y 2000 asiste a los Talleres de Estética Fotográfica dirigidos por Eduardo Gil. En 1997 recibe una beca del Sindicato de Trabajadores de Cine.En 2001 obtiene un subsidio de la Fundación Antorchas para la Creación. En 2001 es seleccionada para participar de la Muestra de Fotografía Contemporánea de la Casa de las Américas de la Habana, Cuba. 2002/2003 Obtiene el 1er Premio del 91 Salón Nacional de Artes Visuales de la Secretaría de Cultura de la Nación. Expuso su obra además en: Fundación Federico Klemm, Fotógrafos/4 (2002); Premio Fundación Federico Klemm a las Artes Visuales (2002); KATES-La Estrella, Museo Provincial de Bellas Artes de Salta (muestra individual - 2001), Consejo Federal de Inversiones (2001), "Fotografía Argentina Contemporánea" en la Dirección de Cultura de la Universidad de Salta (2001); Museum of Science and History, Texas U.S.A. (1997); Palais de Glas de Buenos Aires (1996) y en "El Corte, una acción fotográfica", performance y muestra postal exhibida también el Museo Pompeo Boggio de la ciudad de Chivilcoy. Ha colaborado en forma permanente en el diario Clarín, en el periódico Acción. Colabora también en los principales medios de Capital Federal. Actualmente, reside en Salta donde desarrolla su trabajo autoral y profesional, dedicándose también a la docencia fotográfica y realizando trabajos de investigación y asesoramiento en áreas educativas.
Los Wichis, Charotes, Chulupís en las fotografías de Guadalupe Miles: Este trabajo se propone analizar y pensar esta fotografía como un indicio de la subjetividad representada. La estética utilizada en esta imagen se vincula a la sensualidad, aspecto que “parece” haber sido olvidado, escondido y silenciado en las representaciones que de las comunidades indígenas se realizan en nuestro país. Es una práctica interesante analizar cuáles son las imágenes que nos devuelve el buscador[1] cuando pulsamos en la opción imágenes las palabras “indígenas en argentina” - (llamativo también que cuando los motores de búsqueda son “comunidades indígenas” nos devuelva tan solo mapas.) El resultado son cuerpos arropados, rostros extenuados, generalmente en grupos, madres “cargando” hijos. Los cuerpos retratados en las fotografías de la serie Chaco, entre ellas la aquí expuesta, son la contrapartida de los retratos de indígenas a los cuales estamos habituados, son posible de ser pensadas como contraste de la “imagen oficial”: los cuerpos gozan, se extienden al sol, fuente de vida, se adornan, se desnudan, se exponen, transmiten placer, goce, disfrute. Las imágenes de los cuerpos gozantes que conjugan la presencia de la sensualidad y el deseo, el instinto de las fuerzas de vida, llevan a la discusión inaugurada por Michel de Certau ¿existe lo popular fuera del gesto que lo suprime? La pregunta sigue siendo retórica, como lo señala Carlo Ginzburg y la respuesta negativa; lo que no significa, en el caso especifico de la serie Chaco, una supresión total: Guadalupe Miles devuelve en imágenes los cuerpos gozosos, sensuales. Es útil la opinión de Eduardo Gil – fotógrafo- sobre la obra: “En Chaco encontramos una de las más potentes posibilidades estéticas de la fotografía, por esa profundidad esencial que inexorablemente surge en trabajos donde se conjugan la potencia del sentido significante con una evidente preocupación por las problemáticas más acuciantes del arte contemporáneo. Guadalupe Miles supo correrse del lugar previsible de cierta mirada colonizada, pintoresquista y superficial dedicada a los actores y parajes que pueblan sus imágenes. Es allí donde radica la fuerza subversiva que fisura el estándar de la placidez adormecedora para proponernos senderos más inquietantes y reveladores. En las fotografías de Miles la sensualidad y lo siniestro conviven, aparecen o se ocultan, pero siempre están presentes, tal como en el escenario de la vida. En esa dialéctica de lo que se extingue y lo germinal reside una de las claves que posibilitan develar el sentido de la obra de una de las más prometedoras figuras del panorama fotográfico argentino actual.” Conclusión: La obra de Guadalupe Miles, “Chaco”, ha servido para pensar la privación de sensualidad y el goce que en las representaciones que de las culturas étnicas se ha realizado. Miles comenta que los Wichis llaman sombras a las fotografías. Una sombra es aquello que emana del cuerpo (y de la luz, si se remite a un fenómeno físico) pero no es el cuerpo; el cuerpo “no está” en la fotografía lo qué está es su sombra y lo que devuelve en este caso la fotografía es “sensualidad” originada por el cuerpo.El comentario de Eduardo Gil, la posibilidad de develar el sentido de esta obra reside en la “dialéctica” de lo que se extingue y lo germinal; recuerda aquello que apuntala Benjamín donde en la construcción “no está en juego solo el movimiento sino también su detención. Cuando el pensamiento se para de golpe en una constelación saturada de tensiones, ‘le propina a esta un golpe por el cual se cristaliza la mónada’. El materialista dialéctico se acerca a esa nómada y en esa estructura reconoce el signo de una detención mesiánica del acaecer, o dicho de otra manera: de un coyuntura revolucionaria a favor del pasado oprimido. La percibe para hacer que una determinada época salte del curso homogéneo de la historia; y del mismo modo hace saltar a una determinada vida de una época y a una obra determinada de la obra de una vida. El alcance de su procedimiento consiste en que la obra de una vida está conservada y suspendida en la obra, en la obra de una vida de época y en la época el decurso completo de la historia”[2] [1] Me refiero a Google. [2] Citado por Alicia Entel, “El mundo en un detalle”, Una antropología dialéctica para los estudios de Comunicación y cultura, en Constelaciones de la Comunicación Año 1 – Número 1- Septiembre 2000.