22.6.06

Parques temporales en medio del cemento
PARK(ing) es un proyecto de Rebar Group, que pretende entre otras cosas brindar un poco de tranquilidad a los transeúntes convirtiendo un espacio de estacionamiento en un pequeño parque temporal. Una de las preocupaciones que debe hacer frente el habitat humano urbano es a la falta de aire libre. La meta de Rebar Group es transformar un punto de un estacionamiento en un espacio del PARQUE (ing), ampliando el reino público y mejorando de tal modo temporalmente la calidad del habitat humano urbano. El Park(ing) es una mezcla de arte callejero y transformación urbana. Cualquier estacionamiento puede convertirse en un PARK(ing). Sólo hace falta un poco de césped artificial, algún banco y unos árboles instalados en maceteros. Este grupo invita a realizar nuestro propio parque urbano, y en su sitio web tienen publicado el manual con el procedimiento para realizarlo. Asimismo, invita a otros grupos que estén realizando la misma intervención urbana. Algunos que ya han respondido son un grupo de individuos que se animaron a replicar el PARQUE (ing) en la ciudad siciliana de Trapani. Conózcanlos a ellos también en http://www.renameyourfiles.com/parking/
Seda, de Alessandro Baricco. Seda es un cuento que parece una novela corta, es un libro para ser leído de corrido, sin prisa pero sin pausa, como dice el dicho. Es un tiempo para sumergirse entre los hilos suaves de los sentimientos que no se nombran, es un momento para redescubrir el poder de la mirada, lo no dicho con palabras, para viajar y recobrar la sutileza. La relación del personaje principal, Hervé Joncour, con la construcción de su jardín es un logro excelente. Alessandro Baricco se convirtió en un fenómeno literario mundial con la publicación del cuento Seda en 1996, traducido a diecisiete idiomas y que en España ya ha superado las 34 ediciones. Fragmento: “(...)Hervé Joncour estaba en el extremo opuesto del cuarto: era asediado por el perfume dulzón de las mujeres que estaban en torno a él y sonreía embarazado a los hombres que se divertían contándole historias que él no podía comprender. Mil veces buscó los ojos de ella, y mil veces ella encontró los suyos. Era una especie de danza triste, secreta e impotente. Hervé Joncour la bailó hasta muy tarde, después se levantó y dijo ago en francés para excusarse, se liberó de cualquier modo de una mujer que había decidido acompañarlo y, abriéndose campo entre nubes de humo y hombres que lo apostrofaban en aquella lengua incomprensible, se fue. Antes de salir del cuarto, miró una última vez hacia ella. Lo estaba mirando, con ojos perfectamente mudos, a siglos de distancia.(...)”.