31.1.08

Palais de Tokyo dentro de las instalaciones del Museo de Arte Contemporáneo de Rosario

El día previo a la inauguración del Palais de Tokyo dentro de las instalaciones del Museo de Arte Contemporáneo de Rosario, en el horario de la cena traté de convencer a Emma – mi hija de 9 años – para que me acompañara.

Era él único modo que tenía de no perderme la inauguración, ya que no tenía con quien dejarla -y sola nunca la dejo-. No tenía alternativas.

Desde que Emma nació, si no quiero perderme de eventos, viajes o clases tengo que ir con ella, salvo algunas excepciones. Así es que Emma, al mes de nacida ya iba a la facultad, para acompañarme en las últimas clases. La última asistencia a la que la sometí fue a la de Astrología Maya, cuya maestra es su abuela paterna; pese a ello se retiró de la clase a una sala contigua y se dispuso en un cómodo sillón frente al televisor no sin antes haber realizado una decena de preguntas y haber armado su brújula.

Con el pasar del tiempo supongo que tendrá malos y buenos recuerdos, podrá reprocharme haber tenido que dormirse en una incomoda butaca frente algún documental con un: ¡mamá me llevabas a ver cada bodrio! o algún reconocimiento - ¿porqué no?

Por mi parte, hay cosas que no voy a olvidar, como una vez que fuimos a una inauguración de pinturas traídas de Italia, en la que Emma tenía apenas cuatro años y para no aburrirse tomó el catálogo y empezó a correlacionar con la obra expuesta, hasta que en un momento corrió de punta a punta de la sala gritando: ¡mamá ese cuadro está al revés!!!Todos esbozamos una sonrisa excepto los organizadores, que murmuraron entre dientes: callate nena.

- Emma mañana inaugura una muestra en el Museo de Arte Contemporáneo quiero que vayamos – le dije en la cena.

- ¿Una muestra de qué?- preguntó.

- De arte contemporáneo – respondí – en el museo ese que está cerca de casa.

- ¿en el Castagnino?

- No. El que tiene los silos pintados de colores.

- No quiero ir mamá. Los museos son aburridos.- argumentó.

- ¿Por qué son aburridos? – intervino Pepe.

- Fui una vez al Castagnino, con la escuela y me reeeeee- aburrí!!!- (N. de A: perdón a los amigos del Castagnino).

- Pero este es de arte contemporáneo, ¿sabés lo que es el arte contemporáneo?

Mientras dejaba la conceptualización en manos de Pepe – a quien no le faltan herramientas para la explicación siendo docente de grado, artista plástico, historiador, periodista – yo me sumergía en la pregunta: "¿qué es el arte contemporáneo?".

En relación a eso, hace poco leí una reflexión de Jorge Lopez Anaya, Los límites de lo nuevo”, escrita para el suplemento ADN Cultura de La Nación del 11/08/2007, en el que el autor comenzaba diciendo: ”Cualquier diletante o circunstancial espectador que haya recorrido alguna exposición de arte contemporáneo se habrá encontrado con objetos, instalaciones, vídeos y fotografías que a menudo parece absurdo calificar como obras de arte. En realidad, esas propuestas pueden verse como enigmas ambiguos que requieren cierta actividad interpretativa del contemplador”[1]

Después de argumentar acerca de que es necesario poseer claves interpretativas frente a las obras de arte, sean estas formalistas o antiformalistas, trabajen en su contra o al margen, Lopez Anaya concluye:”El arte contemporáneo muestra de manera ineluctable la realidad compleja y heterogénea de un mundo globalizado, en constante transición, con descontento de todo tipo y sin utopías. La situación impulsa una permanente redefinición de la práctica artística que provoca dificultades en la comprensión no solo en el público profano; los iniciados pueden encontrarse ante enigmas que no logran interpretar sin el conocimiento de las claves adecuadas”.[2]

El lector que haya llegado hasta aquí, quizás le interese conocer el resultado de la visita de Emma al MACRO: en poquísimas palabras: le encantó. Como buena nativa digital tomó su celular y fotografió, filmó cada obra y grabó audio de la recorrida. Salió fascinada, quiere llevar a sus amiguitas al MACRO y pidió volver a cada nueva muestra. (Un punto para el equipo de mamá ;) y para la gestión cultural de Rosario).

Cuando terminamos de recorrer todos los pisos nos encontramos con Vero que formuló la esperada pregunta:

Y Emma ¿te gustó?

Me encantó.

¿Todo te gustó?

Sí todo, otro día quiero volver.

Pero debe haber algo que te gustó más que otra cosa ¿qué te llamó más la atención?

Y, lo que más me llamó la atención fue esa calavera de espejos ¿viste? Que da vueltas.

De viernes a martes, el MACRo abre en su horario de verano de 16 a 22. Pero todos los jueves hasta el 21 de febrero, abrirá sus puertas de 12 a 24, tal como acostumbra el Palais de Tokyo en su edificio de París

+ info en:


[1] Jorge Lopez Anaya, “Los límites de lo nuevo”, Suplemento ADN Cultura de diario La Nación. 1/08/2007- Pág. 46

[2] Ídem