1.8.06

Sobre la Serie Chaco de Guadalupe Miles: Las representaciones constituyen, en parte, el mundo en el cual vivimos. Como lo mencionase Michel Foucault, las formaciones discursivas, o modos de pensar, o modos de representación, son utilizados para pensar el mundo, las propias existencias y para pensar la existencia de ‘otros’. Se entienden a las identidades culturales, étnicas, o ‘raciales’ siempre dentro de los fluctuantes procesos políticos, económicos y sociales inscritos en contextos espacio-temporales particulares, que son constituidos dentro de dimensiones locales, regionales, nacionales y transnacionales. Las identidades y sus representaciones, son constantemente imaginadas y re-imaginadas, actuadas y re-actuadas dentro de situaciones específicas y dentro de contextos socioeconómicos y políticos que siempre cambian y que proveen sitios por sus negociaciones y re-negociaciones, sus definiciones y re-definiciones. El método inductivo del llamado paradigma indiciario, sugerido por Carlo Ginzburg en El queso y los gusanos como un modo de indagación para el estudio de culturas subalternas, se presenta como una herramienta adecuada para llegar, oblicuamente, a los hilos de voz de los sujetos borrados en los discursos hegemónicos. Cuando una fotografía es elegida para representar una alteridad cultural se puede recurrir a esta hermenéutica para recuperar al sujeto representado en la imagen. Esa reconstrucción es la que propone este trabajo, donde se analiza una fotografía de la fotógrafa salteña Guadalupe Miles y que corresponde a su serie Chaco, donde son retratadas personas, particularmente niños de la comunidad Wichi del norte de Argentina.
Información sobre la autora de la obra: Guadalupe Miles, nació en Buenos Aires, en octubre de 1971. Durante su infancia y adolescencia vivió en las provincias de Jujuy y Salta. Curso estudios en la carrera de Comunicación Social de la Universidad de Buenos Aires. Entre 1993 y 2000 asiste a los Talleres de Estética Fotográfica dirigidos por Eduardo Gil. En 1997 recibe una beca del Sindicato de Trabajadores de Cine.En 2001 obtiene un subsidio de la Fundación Antorchas para la Creación. En 2001 es seleccionada para participar de la Muestra de Fotografía Contemporánea de la Casa de las Américas de la Habana, Cuba. 2002/2003 Obtiene el 1er Premio del 91 Salón Nacional de Artes Visuales de la Secretaría de Cultura de la Nación. Expuso su obra además en: Fundación Federico Klemm, Fotógrafos/4 (2002); Premio Fundación Federico Klemm a las Artes Visuales (2002); KATES-La Estrella, Museo Provincial de Bellas Artes de Salta (muestra individual - 2001), Consejo Federal de Inversiones (2001), "Fotografía Argentina Contemporánea" en la Dirección de Cultura de la Universidad de Salta (2001); Museum of Science and History, Texas U.S.A. (1997); Palais de Glas de Buenos Aires (1996) y en "El Corte, una acción fotográfica", performance y muestra postal exhibida también el Museo Pompeo Boggio de la ciudad de Chivilcoy. Ha colaborado en forma permanente en el diario Clarín, en el periódico Acción. Colabora también en los principales medios de Capital Federal. Actualmente, reside en Salta donde desarrolla su trabajo autoral y profesional, dedicándose también a la docencia fotográfica y realizando trabajos de investigación y asesoramiento en áreas educativas.
Los Wichis, Charotes, Chulupís en las fotografías de Guadalupe Miles: Este trabajo se propone analizar y pensar esta fotografía como un indicio de la subjetividad representada. La estética utilizada en esta imagen se vincula a la sensualidad, aspecto que “parece” haber sido olvidado, escondido y silenciado en las representaciones que de las comunidades indígenas se realizan en nuestro país. Es una práctica interesante analizar cuáles son las imágenes que nos devuelve el buscador[1] cuando pulsamos en la opción imágenes las palabras “indígenas en argentina” - (llamativo también que cuando los motores de búsqueda son “comunidades indígenas” nos devuelva tan solo mapas.) El resultado son cuerpos arropados, rostros extenuados, generalmente en grupos, madres “cargando” hijos. Los cuerpos retratados en las fotografías de la serie Chaco, entre ellas la aquí expuesta, son la contrapartida de los retratos de indígenas a los cuales estamos habituados, son posible de ser pensadas como contraste de la “imagen oficial”: los cuerpos gozan, se extienden al sol, fuente de vida, se adornan, se desnudan, se exponen, transmiten placer, goce, disfrute. Las imágenes de los cuerpos gozantes que conjugan la presencia de la sensualidad y el deseo, el instinto de las fuerzas de vida, llevan a la discusión inaugurada por Michel de Certau ¿existe lo popular fuera del gesto que lo suprime? La pregunta sigue siendo retórica, como lo señala Carlo Ginzburg y la respuesta negativa; lo que no significa, en el caso especifico de la serie Chaco, una supresión total: Guadalupe Miles devuelve en imágenes los cuerpos gozosos, sensuales. Es útil la opinión de Eduardo Gil – fotógrafo- sobre la obra: “En Chaco encontramos una de las más potentes posibilidades estéticas de la fotografía, por esa profundidad esencial que inexorablemente surge en trabajos donde se conjugan la potencia del sentido significante con una evidente preocupación por las problemáticas más acuciantes del arte contemporáneo. Guadalupe Miles supo correrse del lugar previsible de cierta mirada colonizada, pintoresquista y superficial dedicada a los actores y parajes que pueblan sus imágenes. Es allí donde radica la fuerza subversiva que fisura el estándar de la placidez adormecedora para proponernos senderos más inquietantes y reveladores. En las fotografías de Miles la sensualidad y lo siniestro conviven, aparecen o se ocultan, pero siempre están presentes, tal como en el escenario de la vida. En esa dialéctica de lo que se extingue y lo germinal reside una de las claves que posibilitan develar el sentido de la obra de una de las más prometedoras figuras del panorama fotográfico argentino actual.” Conclusión: La obra de Guadalupe Miles, “Chaco”, ha servido para pensar la privación de sensualidad y el goce que en las representaciones que de las culturas étnicas se ha realizado. Miles comenta que los Wichis llaman sombras a las fotografías. Una sombra es aquello que emana del cuerpo (y de la luz, si se remite a un fenómeno físico) pero no es el cuerpo; el cuerpo “no está” en la fotografía lo qué está es su sombra y lo que devuelve en este caso la fotografía es “sensualidad” originada por el cuerpo.El comentario de Eduardo Gil, la posibilidad de develar el sentido de esta obra reside en la “dialéctica” de lo que se extingue y lo germinal; recuerda aquello que apuntala Benjamín donde en la construcción “no está en juego solo el movimiento sino también su detención. Cuando el pensamiento se para de golpe en una constelación saturada de tensiones, ‘le propina a esta un golpe por el cual se cristaliza la mónada’. El materialista dialéctico se acerca a esa nómada y en esa estructura reconoce el signo de una detención mesiánica del acaecer, o dicho de otra manera: de un coyuntura revolucionaria a favor del pasado oprimido. La percibe para hacer que una determinada época salte del curso homogéneo de la historia; y del mismo modo hace saltar a una determinada vida de una época y a una obra determinada de la obra de una vida. El alcance de su procedimiento consiste en que la obra de una vida está conservada y suspendida en la obra, en la obra de una vida de época y en la época el decurso completo de la historia”[2] [1] Me refiero a Google. [2] Citado por Alicia Entel, “El mundo en un detalle”, Una antropología dialéctica para los estudios de Comunicación y cultura, en Constelaciones de la Comunicación Año 1 – Número 1- Septiembre 2000.