18° grados el 28 de mayo.
Llevo a la niña a la escuela.
Es temprano. Es de noche.
Vuelvo.
Leo el diario.
No lo leo: lo miro,
lo hojeo, lo huelo.
Ensucio mis dedos de tinta en lunes ciento por ciento húmedo.
Veo una foto de Jonny
Deep. Qué bien envejece, pienso.
No pienso: se desliza una banalidad.
Leo, ahora sí, leo el pie de foto: “rumores de separación
con su pareja de siempre, Vanessa Paradisse”.
***
Vanessa Paradisse : la chica del puente, la actriz de
Leconte, la de pelo cortito que se excitaba cuando Auteuil le tiraba cuchillos.
Necesitaba entusiasmo. ¿Es de los noventa esa película?
-Sí, sí ya sé la cantante.
- Se conocieron en el hall de un hotel, así como quien no
quiere la cosa.
- Eso sí, eh! … en Paris!.
- Y claro como le puede pasar a cualquiera, no sé si
exactamente en Paris pero… . ¿O
n o? Puede ser el conserje, o entrar una aunque más no sea a preguntar algo.
- O estar esperando a alguien para algo.
- Sí.
- Cómo también les puede pasar que… tengan una crisis
matrimonial, quien no tiene una crisis matrimonial después de tanto tiempo
juntos.
“Pasan su vida entre Hollywood y su casa en sur de Francia.
También tienen un departamento en Manhattan y otro en Paris”, leo.
Eso no le pasa a cualquiera.
Continuo leyendo: “Tienen
dos hijos. La mayor nació en 1999”.
Un año menos que mi hija, se me desliza otra banalidad.
-
Tampoco sucede que queriendo una suicidarse en un puente aparezca alguien que
te salve ¿no?
-
No, no aparece.
Cierro el diario.
Escribo un mensaje: “Buen día. Buena semana”.
“Gracias . 100% de humedad!” – responde.
Me cambio para ir a la oficina.
Tomo la bici.
Llego.
Me siento.
Pienso en Vanessa
Paradisse, en escenas de la película, en los dos personajes. Trato de recordar partes del
guión:
-
"- No hay alternativa. Cuando yo no salto, salta usted. No podemos
continuar.
-
- ¿Continuar que?
-
- Estando separados."
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